Todo buen diseño comienza con dos preguntas: ¿Por qué hacemos esto y para quién lo hacemos? Los diseñadores identifican estas cuestiones como los “estados de necesidad” del consumidor. Si obtenemos las respuestas correctas, el producto puede tener éxito. Nuestro objetivo es satisfacer las expectativas básicas como rendimiento, funcionalidad, facilidad de uso, ergonomía y factores de forma atractivos.
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